lunes, 26 de noviembre de 2007

La universidad privada que se transformó en un botín de guerra

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La universidad privada que se
transformó en un botín de guerra

La Justicia federal abrió una causa para investigar la denuncia que un ex rector de la mendocina Universidad de Congreso presentó contra Susana Decibe, José Luis Manzano y un grupo de empresarios.

La ex ministra de Educación dice
que la denuncia es disparatada.

Manzano, otro ex ministro
de Carlos Menem.

Por Javier Lorca

El caso involucra a Susana Decibe, José Luis Manzano, Daniel Vila y Enrique Pescarmona, entre otros empresarios; también a hombres del entorno del banquero Raúl Moneta; a Juan Carlos Mazzón, ex operador de Carlos Corach; a Alberto Flamarique y otros tantos. Todo gira en torno a la privada y mendocina Universidad de Congreso (UC), donde estudian más de 2 mil alumnos. La Justicia federal acaba de abrir una causa para investigar la denuncia presentada por el ex rector de la UC, Oscar Klier: acusa a los miembros del gobierno menemista de haber incumplido deberes del funcionario público y de haberlo presionado, junto con Manzano, Mazzón y otros, para que la universidad pasara manos del poderoso Consejo Empresario Mendocino. En diálogo con Página/12, Decibe dijo que “la denuncia es un disparate”: “Este señor usa y abusa de mi nombre porque le sirve para hacer más escándalo” (ver aparte). Mientras, desde el actual Ministerio de Educación se aseguró que la UC está comenzando a normalizar su situación.
El abogado de Klier, Ricardo Monner Sans, definió públicamente al objetivo de la operación que habría sufrido el ex rector de esta manera: “El interés era quedarse con un lugar que era independiente. La globalización hace que algunos grupos que se dedican a determinadas cosas también necesiten tener determinadas otras, a veces para blanquearse a sí mismos, a veces para recategorizarse y a veces para que alguien olvide su propio pasado”.
La historia comenzó en 1989, cuando Klier y socios crearon en Mendoza la Fundación Posgrado de Congreso, que en el ‘95 obtuvo autorización para ser una universidad. “El cometido era instalar el pensamiento crítico –contó a Página/12 Klier, doctor en Ciencia Política–. Fuimos pioneros en carreras de gestión ambiental y municipal, gerencia social y liderazgo. También fuimos los primeros en traer una cátedra del Che Guevara.” Esto generó enemistades con el empresariado mendocino, dada la vinculación del grupo Vila con el capital anticastrista de Jorge Mas Canosa. No obstante, la UC siguió creciendo hasta reunir 2 mil estudiantes y facturar 3 millones de pesos al año. “Una utopía se volvía viable”, recordó el ex rector.
Como anuncio de la tormenta, a fines del ‘97 Klier recibió una visita de Daniel Vila acompañado por un ex ministro menemista recién llegado de su autoexilio: José Luis Manzano. “Aparecieron por casa. Me propusieron que Manzano fuera profesor de la UC. Recién regresaba y quería una inserción que lo legitimara.” Pero las autoridades de la UC se negaron. Y en 1998 estalló la crisis. “El detonante fue una denuncia anónima que se repartió por toda la provincia. Tuve que soportar una campaña de falsas acusaciones y amenazas basadas en mi condición de judío”, dijo Klier. El folleto lo acusaba de ejercer un “despotismo salvaje” y de tener “antecedentes judiciales por quiebras fraudulentas multimillonarias” (él reconoce haber tenido una quiebra por 50 mil pesos, de la que fue sobreseído). “Mendoza no debe permitir que un par de foráneos inescrupulosos pisoteen su historia de logros intachables”, rezaba el volante.
Klier afirmó: “Para esa época empezaron inspecciones persecutorias del Ministerio de Educación. Una operación que, lo entendimos después, buscaba desestabilizarnos”. La cartera comandada por Decibe exigía a la UC un gobierno más participativo, un sistema contable confiable, regularización de deudas y, principalmente, un patrimonio de un millón de pesos (como deben garantizar todas las casas de estudios privadas). En septiembre del ‘98, al firmarse un compromiso entre la UC y Educación, los funcionarios encabezados por el entonces subsecretario de Educación Superior, Eduardo Mundet, incurrieron en una irregularidad (así lo entiende ahora la fiscalía) que apoya la denuncia de Klier: como consta en el acta, además de Klier, integraron en la negociación a José Blas Made en su carácter de “presidente de la universidad”. En realidad, Made, un ex funcionario de Arturo Lafalla, era titular de la Fundación Universidad de Congreso (entidad que administra los recursos de la UC) y no de la Fundación Posgrado de Congreso, presidida por Klier y la que detenta la titularidad de la UC. “El ministerio me sacó del medio, cuando yo era la única autoridad legal. Le dio poder y legitimidad a Made”, dijo Klier.
Para esa época, según el ex rector, Mazzón y Manzano empezaron a hacerle propuestas para superar la crisis. Una de ellas, por escrito, decía: “Nuestra intención es reunir a un conjunto de empresarios de la región que se comprometen a realizar aportes hasta completar la suma demandada por el ministerio... Se creará una S.A. que permitirá desarrollar una estrategia a los efectos de maximizar eventuales operaciones comerciales”. Para Klier, “la UC se había transformado en un botín de guerra”.
Todo explotó cuando Made denunció a Klier por malversación de fondos y pidió la intervención de la UC. “Fue un golpe, instaló el caos. Presionado por el ministerio y las denuncias, ante el riesgo de que la UC desapareciera, forzaron mi renuncia”, contó Klier, que el año pasado fue sobreseído en la causa que le abrió Made. En su lugar, la conducción de la UC fue asumida a fines del ‘98 por un consejo que hoy perdura, integrado por miembros del Consejo Empresario Mendocino: Vila, Pescarmona, Orlando Terranova, Jacques Mattas (vinculado con Raúl Moneta), Héctor López, Jorge Pérez Cuesta, Roberto Zaldívar y Carlos López. La “nueva” UC fue presentada el 22 de febrero del ‘99 en un acto que contó con la presencia de Decibe, Lafalla, Adolfo Rodríguez Saá, legisladores y empresarios varios.
Ahora, tras la denuncia que Klier hizo en septiembre, el juez federal Alfredo Rodríguez resolvió abrir la causa e iniciar la investigación.

El pedido de Flamarique

A mediados de 2000, el caso de la UC sumó otro actor mendocino: Alberto Flamarique. Según aseguró a este diario un funcionario actual del Ministerio de Educación, el entonces ministro de Trabajo le pidió a su entonces par de Educación, Juan Llach, que atendiera los pedidos de los nuevos dueños de la UC (los empresarios del CEM). Poco después, en setiembre pasado, se firmó un acta donde las autoridades de la UC se comprometieron a solucionar las observaciones hechas por el ministerio. Las principales eran la ausencia del patrimonio exigido a las universidades privadas (1 millón de pesos) y la carencia de un inmueble. El jefe de Gabinete de la Secretaría de Educación Superior, Silvio Kovalskys, dijo a Página/12 que, en el lapso transcurrido, “mandaron documentos que acreditan un patrimonio activo de 1 millón, a través de un fondo fiduciario. Ahora esto hay que auditarlo. También regularizaron la situación del inmueble”. La UC funciona en un edificio céntrico de Mendoza (Colón 90), que perteneció al correo. Mientras Klier estuvo en la UC, el edificio era alquilado a 22 mil pesos. El año pasado fue entregado en comodato a la fundación de la universidad.

“La denuncia es un disparate”

–La Justicia abrió una causa en la que el ex rector de la UC hace cargos contra usted– dijo Página/12 a la ex ministra Susana Decibe.
–La denuncia es un disparate. Cuando la leí me dio entre risa e indignación. Este señor usa y abusa de mi nombre porque le sirve para hacer más escándalo. ¡Si la cuestión nunca pasó del área de gestión que correspondía, que era la Subsecretaría de Educación Superior! El problema lo tuvo él no con el ministerio, sino con la propia gente de su entorno, que lo denunció por malversación de fondos.
–Klier asegura que Educación realizó auditorías persecutorias.
–El ministerio auditaba a esa universidad como a cualquier otra con autorización provisoria. Lo que pasó fue que, como las auditorías dieron resultados negativos, se hicieron más seguido. Incluso había denuncias de la propia gente de la universidad. El ministerio sólo cumplió con su obligación de policía para que no se pusiera en riesgo a los alumnos. Pero no hubo acuerdos políticos, ni nada que ver.
–Pero Ud. fue a la presentación de la nueva conducción de la UC.
–Fui una vez, no recuerdo para qué. Yo hacía miles de viajes a Mendoza y otras provincias para inaugurar escuelas. Me acuerdo de que participé de un acto importante.

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